Desfile Carnaval del Cali Viejo, una retoma de tradiciones
El Desfile Carnaval del Cali Viejo se ha proyectado como un verdadero festival por la vida. Es la representación más aproximada a las tradiciones artísticas y culturales del ancestro citadino.
En él se mezclan las razas que poblaron la región y que dieron origen a los cruces que hoy se conservan como descendientes de las etnias precolombinas: el mestizo, el mulato, el zambo y el trigueño.
En este bello desfile se refleja a la mejor manera, el espíritu festivo de una comunidad que rinde tributo a sus raíces primigenias y que concita a la familia, como la expresión de lo que realmente es la tradición caleña. Se dan cita las tradiciones y costumbres de los indígenas, nativos de estas tierras, que adoraban el sol, la luna y las estrellas; que festejaban sus triunfos en la guerra con flautines de carrizo, cantos que parecían lamentos y que alegraban sus espíritus con chicha preparada con maíz fermentado en vasijas de barro cocido, mientras danzaban alrededor del fuego.
En este Desfile Carnaval del Cali Viejo, encontramos vestigios de la raza europea, representada por los españoles que fundaron la ciudad y que se asentaron en estos andurriales donde, tras la colonización compartieron las distintas facetas de su cultura, con las naturales virtudes y defectos, como la religión, la lengua castellana, la construcción de viviendas al estilo morisco, la afición por la fiesta brava, el baile zapateado, tonadas a manera de zarzuela, el uso de la dulzaina, la guitarra y el consumo de bebidas espirituosas como, el vino, el brandy, la champaña y el whisky.
Se encuentran igualmente, las tradiciones de los negros esclavos, que procedentes de África, fueron comprados en los mercados de Cartagena, para el laboreo en las minas de carbón pero que más tarde, terminaron en los trapiches vinculados al proceso de la caña de azúcar y quienes en sus ratos de descanso, daban rienda suelta a sus expresiones musicales con bongoes y percusión, como marco a sus tonadas ancestrales.
La vida sedentaria de la Cali pastoril se interrumpe en 1836, para recordar el tercer centenario de la fundación de la ciudad y es, cuando aparece por primera vez el ingenio de los caleños, con un desfile de comparsas que incluye monigotes de trapo y papel representando al Diablo y a las langostas, cuya plaga afectó sembrados y jardines por una larga temporada.
En los albores del siglo XX, una Junta Cívica asume la responsabilidad de festejar el primer centenario del Grito Independencia con actos populares, incluido un Desfile de Alegorías, alusivas a personajes y acontecimientos de la ciudad a manera de crítica socarrona a los 400 años de dominación española.
En 1953, un grupo de caleños entusiastas decide con el apoyo del diario “Relator”, despedir el año con un desfile por el centro de la ciudad a las diez de la mañana del 31 de diciembre, constituyéndose en la primera puesta en escena de un Desfile del Cali Viejo.
Se recuerda que un hombre cívico, transportador para más señas, identificado como, Medardo García a quien cariñosamente llamaban, “Mano Pueblo”, organizó desde su residencia en el humilde Barrio Obrero, unos muñecos fabricados con papel periódico molido, que representaban a personajes típicos de la ciudad como, “Paulinota” una gorda descomunal que ejercía la profesión de sobadora: “Yotecuro”, un morocho que se las daba de yerbatero y que pretendía curar todas las enfermedades recetando pócimas de yerbas de jardín; “Boca de Túnel”, obrero de los Ferrocarriles, de férrea dentadura quien sostenía con sus dientes un trozo de caña, del que se colgaban niños y los mecía como si fuesen hojas de papel.
Ese curioso cortejo avanzó por el centro de la ciudad presidido por la “Reina”, Jovita Feijoó, una mujer delgada, garbosa y esbelta como una palmera, que un buen día perdió la razón ilusionada con ser una reina y murió convencida de su reinado, entre las ironías de quienes “le llevaron la corriente”. A su lado, no podía faltar otro personaje folclórico del Cali que se fue, “Pachito” Zorrilla, de caminar cansino y enfundado en su vestido de dril claro, en cuyos bolsillos guardaba pedazos de pandebono y en su mente, la ilusión perdida de ser torero.
De esa manera, nació para la ciudad de Cali un evento típico como el Desfile Carnaval del Cali Viejo, una retoma de las tradiciones y costumbres que penetró a la Feria de Cali, como una de sus grandes atracciones, porque tipifica el sentimiento popular, porque encierra la historia cuajada en la barriada, porque da rienda suelta al folclor urbano, porque refleja la alegría tradicional del caleño y su predisposición para la rumba, el buen humor y la sátira que no hiere, pero que divierte.
Ese Desfile Carnaval del Cali Viejo ha encontrado en Corfecali su verdadera interpretación como exponente natural de la caleñidad y por tanto, todo su apoyo para que no sólo se conserve, sino que alcance mayor dimensión en aspectos fundamentales como su técnica, arte, estética, música, baile, alegría y colorido.
Este Desfile Carnaval del Cali Viejo es otro elemento significativo en la oferta de espectáculos que la Feria de Cali, pone a la consideración del Continente y del Mundo, como algo típico y singular por cuanto significa como identificación de la cultura de una comunidad comprometida en el aprovechamiento de sus fortalezas como recursos y posibilidades hacia mejores condiciones de vida para sus habitantes, precisamente cuando se evidencian las bondades de la naciente industria del espectáculo.
La versión 54 de la Feria de Cali tendrá el siguiente recorrido: se parte de la carrera 56 para concluir en la carrera 39, a lo largo de la autopista sur-oriental, denominada, “Corazón de la Feria”
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