Y EL QUE SE METE CON MI BARRIO; ME CAE MAL.
“Esto se lo dedico a los que trabajan con un sueldo bajito pa` darle de comer
a sus pollitos. Yo quiero a mi barrio como Tito quiere a Caimito” ....Calle 13
La Fundación
El barrio San Luis II fue fundado en 1.977 por un grupo de personas provenientes de otros sectores de Cali. Donde en un principio hubo lagunas y sembrados de millo, fue después el hábitat de aquellos que por dos mil pesos de cuota inicial compraron el terreno a Invicali para alzar allí sus viviendas, después, quienes vendieron a esta entidad, se arrepintieron por algún razonamiento de su avaricia y quisieron desalojar, con pelotones de derribamiento de la policía y el ejército, a los nuevos habitantes y construir y vender apartamentos: “Nos querían mandar por los mismos dos mil pesos a Navarro. Los primeros que entramos de aquí no nos dejamos sacar. Nosotros mismos hicimos los ranchos; cada persona tenía un fogón, una cobija y un plástico. Por la noche entrabamos a los demás, nos arrastrábamos por el monte y ayudábamos a meter madera y amarrábamos los ranchos con cabuya. Cuando veíamos a la policía nos quedábamos quieticos, ellos los derribaban y dejaban solo dos o tres; al otro día aparecían el doble de ranchos porque nosotros los hacíamos a la brava. Cuando nos metían las radio patrullas se las volteábamos y las enterrábamos en el pantano. La policía nos quitaba y nos rompía los papeles, nos botaba el agua y la comida y nos llevaba para la cárcel” relata Gladys Hernández, una de las fundadoras del barrio.
Después de largos trasnochos en el Consejo Municipal; firmes en sus discusiones contra la decisión del Alcalde de desalojarlos de sus lotes, a los habitantes de San Luis II se les adjudicaron finalmente 46.687 metros cuadrados, repartidos en 159 manzanas; para pagar por lote un valor de 13.826 pesos en cuotas mensuales de 116 pesos durante cinco años. Debido a que les cobraron el doble por las redes de acueducto y alcantarillado, en el año 1993 lograron que les devolvieran 10. 912.400 pesos, más un auxilio parlamentario; esta suma se las descontaron y saldaron la deuda de los lotes.
Los hijos de la victoria
Los ojos de Amparo Lozada se encienden como las hélices de la máquina del tiempo al mirar la fachada de la escuela del barrio; para ella este es el símbolo de la victoria: “A inicios, allá arriba se hizo la escuela. Levantamos una carpa y los niños se sentaban en ladrillos. Luego nos cobraron una multa de valorización por 14.000 pesos; nosotros luchamos e hicimos fritangas y festivales para recolectar fondos, así nos ayudamos y levantamos la ramada, ya cuando el gobierno vio que la cosa era en serio nos ayudó. Por eso le pusimos la escuela Los Vencedores; porque vencimos”.
La guardería fue creada en los años ochentas por la iniciativa de un ciudadano suizo que trabajó en conjunto con la comunidad. El centro de salud estuvo primero en la casa de Amparo Lozada, quien la alquiló para atender las necesidades más primarias de salud de sus vecinos. Su actual sede, con el nombre de Centro de Salud San Luis II, se encuentra al lado de la pista deportiva y funciona apenas de 7 de la mañana a 4 de la tarde; los habitantes piden de carácter urgente que se extienda el horario de atención a 24 horas, pues después de su cierre en el crepúsculo, quienes sufren emergencias deben vencer con dificultades las inclemencias del tiempo y el espacio y desplazarse hasta el centro hospitalario de Alfonso López. Así mismo se requiere la creación de escuelas nocturnas y talleres de capacitación para los chicos que están sumidos en la drogadicción.
Actualmente, Freddy Fernández, presidente de la Junta de Acción Comunal, lidera la ejecución de dos proyectos: El primero de ellos es, con el apoyo del situado fiscal y el comité de planificación, el cerramiento total del parque infantil “El Tertuliadero” con graderías y pista de mármol y la construcción de la segunda planta de la sede comunal. La renovación del alcantarillado se encuentra en proceso; la primera etapa ya está terminada y se espera que se acepte la propuesta de renovar también el acueducto.
"…en San Luis II ondean en pacífica convivencia las
banderas de diferente color y que ahí se baila como los
negros”
Esto es Calle, calle, calle
En las calles que los primeros habitantes recorrieron con el lodo hasta los pechos, para recoger en baldes el agua de las piletas y entrar la madera para construir los ranchos, hoy se danza con la misma efervescencia que en las favelas brasileras o en los guetos estadounidenses. Frente al negocio de Don Arcadio, aquel chocoano monumental que ve a los chicos del barrio y es presa de un profundo sentimiento paternal; sobre el pavimento que los fundadores hicieron posible con el esfuerzo de sus bolsillos y sus propias manos, hoy se apostan barristas del Cali y del América, los creyentes de Jà y los seguidores de la música y la noche, para dejar por sentado que en San Luis II ondean en pacífica convivencia las banderas de diferente color y que ahí se baila como los negros.
Tras los bailarines está la cancha. Por ser una de las mejor cuidadas de la ciudad se les ha adjudicado el comodato de los escenarios deportivos. Allí se hacen torneos de fútbol de “Los Rodillones”; hombres que en el otoño de su vida siguen apostándole a la salud y a la felicidad lúdica que brinda el deporte. A fin de año, se celebra el Torneo Libre. Unas calles más allá está la pista de patinaje y de Hockey; la escuela de patinaje Nuevos Horizontes fue fundada en 1995 por Don Valeriano Idárraga, un hombre cuyas palabras se sueltan como una ráfaga: “Me gusta trabajar por los niños, por los ancianos y por los jóvenes. Aquí cerrábamos las calles y dábamos clases gratuitas de patinaje a casi 60 niños. Hasta el año 2005 las clases fueron gratuitas. Hemos ganado los cuartos de juego en Santiago de Cali; en el 2009 ganamos el 3er puesto aunque todavía no nos entregan los 10 millones de premio para la comuna. El comité de planificación aprobó 110 millones de pesos para la escuela y así se hicieron la pista de patinaje y Hockey. En el 2002 saqué un campeón del mundo; Carlos Alberto Lastra; lo mataron en la casona hace unos meses por robarle el celular” Hoy, Don Valeriano dirige un club con 150 deportistas; 33 de ellos gratis; además tiene niños federadosy 23 ligados.
Entonces, un homenaje alfabético a los deportistas que han salido de las calles de San Luis II como Lucio España, Diego Jiménez, Jaime Gamboa y Carlos Alberto Lastra. A Doña Franca Muñoz y su revueltería que atiende a la gente del barrio, a los que estudiaron sentados en ladrillos, a los padres que superaron las pestes de la represión y el hambre y hoy, como Graciela Chaves y Enobardo Penilla cuando miran a su hijo Jeison, pueden exclamar: “¡A Este lo hicimos de alegría por conseguir este lote!”. De esta manera Jeison Penilla, uno de los tantos hijos de la victoria que lleva con orgullo a sus amigos de otros lados para enseñarles su querido San Luisito, podría fundir su voz con el salsero que rapeara con aquel vocero de la barriada latina; cantar sin miedo ni miseria en tanto que recibe un cálido rayo de sol sobre sus labios mulatos y se apresta a festivalear en el reinado, donde participa un vecino: “Como decía mi abuela: así fue la baraja, en casa del pobre, hasta el que es feto trabaja; por ese barrio eterno, también universal, y el que se mete con mi barrio ¡me cae mal!”